Y volaré por el cielo...
y cruzaré el ancho mar...
que no hay cadenas que impidan
mis deseos de volar.
Que aunque esté atada a la tierra
por mi condición mortal,
las alas del corazón
me liberan de este mal.
Y ya renaceré libre
en mi camino hacia el mar...
Y las penillas que tengo,
aquí las voy a dejar.
© Carmen Aguirre